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Capítulo 11
( De la 4ª Parte)
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Continuamos en La Casa de los Dioses, aun quedan muchos músicos que por su
forma de crear han de pertenecer a la Casa mencionada.
Mendelssohn estaba verdaderamente exultante por la acogida de sus fieles
compañeros musicales, y sus charlas se prolongaron por horas y más horas.
Nuestros narradores, Haydn y el Señor Anónimo prosiguieron su paseo por tan
magnánimo lugar, y se encontraron con un nuevo grupo de músicos, esta vez
músicos más antiguos. En dicha reunión había distintas épocas de la Música,
desde Ambrosio, siglo IV más o menos, (por cierto, mañana día 7 de Diciembre se celebra su santo) hasta Praetorius, siglo XVI y XVII, o sea, en
el final de la Edad Media y principios del Renacimiento.
San Ambrosio, -que es como se le conoce, pues se convirtió en santo- estaba
en la posición en la que se encuentra todo gran creador; pensativo,
reflexivo...en otro lugar. Machaut estaba a su lado, junto con Dufay,
Ockeghem, Desprez, Lasso y Pérotin.
Habían estado conversando concienzudamente, y en sos instantes estaban
meditando sobre lo dicho, así pues, Haydn y el señor Anónimo pudieron
entrar en el grupo reunido de manera más educada y aceptable.
-- Muy buenas tengan ustedes, caballeros.
Saludó cortésmente Haydn con reverencia incluida, a lo que le seguió el
señor Anónimo como era lo propio.
Todos lo allí reunidos se levantaron de sus sillones y devolvieron el
saludo amablemente, a la vez que les invitaron a sentarse en dos nuevos
sillones que aparecieron allí por el simple deseo de que aparecieran.
Y San Ambrosio inició la charla de nuevo:
-- Qué alegría verle de nuevo, señor Haydn. ¿Quién es su acompañante? Me
suena su Alma, pero no logro reconocerlo del todo.
-- Yo también me alegro de verle, Maestro Ambrosio, y lo mismo digo a los
demás. Pues quien me acompaña es nada menos que el señor Anónimo, imagino
que con tal reseña no le hacen falta más explicaciones.
-- Maravilloso, sorprendente -decía San Ambrosio emocionado mientras se
levantaba de nuevo de su asiento dirección hacia donde se encontraba el
señor Anónimo-.
El señor Anónimo se levantó también y besó la mano de San Ambrosio mientras
se inclinaba . Se miraron fijamente y parecía como si se
descubrieran ante la misma vida en un instante.
-- Mucho gusto, es un placer volverle a ver, Maestro Ambrosio. Hacía ya
cientos de años que no le visitaba.
Le decía el señor Anónimo al todavía sorprendido San Ambrosio.
-- Así que es usted el que todo lo Conoce de todos. Qué harta emoción,
nunca pensé que pudiera conocer a tan alta personalidad. Y jamás me percaté
de sus visitas.
-- Procuro pasar inadvertido, lo que importa es la Creación del Músico y
mantenerla Viva, no importa la visión de mi Persona, es un Honor para mi,
Maestro.
Los demás músicos también se hallaban en un extremo sentimiento de alegría
y volvieron a levantarse, esta vez para darle grandes abrazos y apretones
de manos al señor Anónimo.
Todos estos músicos, Amigos míos, pertenecen a momentos de la Historia
Musical más interesantes, cuando lo que importaba de verdad era la Música y
no el músico. Cuando lo que primaba era el sentido de la Entrega por un
sentimiento profundo; o bien religioso o bien simplemente creador para sus
Reyes y Príncipes.
San Ambrosio estaba influído por la Cultura Asiria, donde los cromatismos musicales eran tan diversos que la riqueza sonora hizo ver a los cristianos del
siglo XI, que se trataba de algo pecaminoso y alterador del orden clerical.
El Canto Ambrosiano, -que es así como se dio en llamar a los primeras
letanías- era el Canto predecesor del Canto Gregoriano, que llegó con el
Papa Gregorio el Grande, allá por el siglo VII.
No se sabe bien aún si el canto Ambrosiano llegaba a ser Polifónico, pues
en esto de la Música Antigua hay todavía mucha oscuridad, pero como he
dicho antes, se hablaba de una Riqueza Sonora, lo que nos puede llevar a
pensar que aunque no se pareciera al Polifonismo de los siglos XIII, XIV,
XV y etcétera, sí que podría haber algo de ese policromado sonoro.
El Polifonismo francés fue el más importante de la Historia, con Guillóm de
Machaut y Guillóm Dufay a la cabeza, en lo que se dio en llamar el Ars Nova
y el Ars Subtilior respectivamente, pues Machaut fue antes que Dufay, y
ambos dos entre dos siglos, como los grandes genios de la Historia.
Capítulo 12
( De la 4ª parte)
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Los Músicos antiguos con los que estábamos seguían su ritmo de tranquilidad
y sosiego y estábamos un poco con lo que fue la música de Machaut (Massó
para españolizarlo un poco).
La música de Massó es pura delicadeza. Es increíble pensar que se pueda
hacer tan buena música con tan sólo la voz humana, aunque debería decir
mejor, la voz divina, pero bueno.
Hay canciones con muy pocas personas para la interpretación, -en el caso
que comento basta con cuatro- es suficiente para crear una música perfecta,
una música que te puede elevar al séptimo cielo. Con cuatro voces
conseguían un efecto que ya quisieran los modernos de ahora con toda la
técnica habida y por haber.
Imaginaros una catedral Francesa, por ejemplo; espaciosa, enorme,
descomunal, y en ella esas cuatro voces, dos en tono alto y dos en tono
bajo, y empiezan a emitir su canto más que angelical. Estoy seguro que las
ondas del sonido de esa celestial música se podrían ver como un fluido
multicolor que iría haciendo todo tipo de formas piruéticas por cada rincón
del templo.
En aquellos tiempos un músico no sólo se quedaba en ese arte, eran
arquitectos, físicos, matemáticos, poetas. Dentro de esas artes, la
primera mencionada, la Arquitectura, era la más usada por los músicos. A
veces para componer una música iban al santo lugar para observar la
estructura interior y así cerciorarse de cómo iba a viajar su música por
las diferentes zonas del templo, las bóvedas, los arcos, las columnas y su
profundidad. Una vez hecho el estudio estaba en disposición de hacer la
música que iba a ir perfecta con el lugar.
Así ocurría con Massó y con todos los músicos de la Edad Media y Renacimiento.
Pero sigamos de la manera no ortodoxa que me gusta más y es más libre.
Dufay, que se hallaba en profundo pensamiento, empezó a hablar.
-- Me gusta esta época futura, ahora se puede componer música con tan poco
material que se le hace más apetecible a un creador componer una obra musical.
-- Y que lo digas. -le contestó Perótin- El otro día estuve viendo unos
chismes llamados sintetizadores que hacen maravillas. La verdad es que es
una cosa seria, las voces tienen mucha similitud a la que nosotros en
aquellas catedrales frías y oscuras conseguíamos sacar a nuestros pobres
alumnos. Además con ese sistema tan revolucionario en un mismo día puedes
hacer varias composiciones, y no como antes que para componer una sencilla
canción te podías tirar varios días, y no te digo ná si era una misa.
-- Tiene razón, Perótin, -reflexionaba sobre lo dicho el señor Anónimo-
pero por ejemplo su esfuerzo ha visto sus frutos y con creces. Su Réquiem
sin ir más lejos ha hecho historia, es el primer réquiem de la historia que
aún hoy se conserva. Si eso no tiene mérito, dígame usted lo que es. Además
usted, como alguno más, ha ido más allá de la música y ha creado la
metamúsica, cosa que ahora mismo no se sabe ni lo que es.
-- Gracias, gracias, señor Anónimo, es usted encantador, pero no dejaba de
ser un exceso de trabajo para tan pocos frutos de aquella época.
-- Bueno, bueno, -decía ahora Ockeghem- que de todas maneras el que ahora
haya muchos adelantos tecnológicos no significa que los compositores hagan
más creaciones musicales y sean tan polifacéticos como imaginamos.
" Ahora la gente es muy vaga. Los compositores de la elctrónica llamados
"sintetistas", hacen como mucho un disco de esos de plástico al año con no
más de siete canciones o partes, que no llegan a los seis minutos cada
composición de esas.
-- Pero no va a medir usted el trabajo de las personas creadoras por los
minutos compuestos ¿no?
Le preguntó San Ambrosio después de dar un trago a su Te.
-- Por su puesto que no, Maestro Ambrosio, lo que quiero decir es que
habiendo tanta tecnología como hay hoy en día, cómo es que hay tan poca
creación.
" Imagínese a cualquier compositor de los grandes en nuestros siglos con un
cacharrito de esos con todo tipo de sonidos y virguerías sonoras, harían el
cuádruple que antes, que se pasaban todo el día y parte de la noche
componiendo como descosíos.
En esos momentos se acerca una señora engalanada con ropajes de lino y
terciopelo.A su llegada una música de campanillas y cantos colosales surge
de la misma tierra.
Capítulo 13
( De la 4ª Parte )
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La señora que llegaba a la reunión de los músicos tan antiguos y diversos
era nada menos que Constance Demby, una creadora de músicas celestiales de
la nueva era, músicas electrónicas hechas con la más alta delicadeza y
calidad.
Los músicos le dieron la oportuna bienvenida y le cedieron un asiento para
que les hiciera compañía.
-- Son ustedes como siempre muy amables, se lo agradezco de corazón.
Dijo ella con la sonrisa que le caracterizaba, de hada o maga milenaria.
-- ¿Cómo le va, señora Demby?
Le preguntó el maestro de ceremonias el señor Haydn.
-- Muy bien, todo va saliendo como está escrito en los cielos, no me puedo
quejar. A ustedes veo que tampoco les va nada mal, les veo muy sanotes y
muy en la lucha por la creación musical y su conservación.
-- Por su puesto, señora Demby -le contestaba el señor Desprez, que había
estado callado en la conversación anterior- no hay nada como mantener las
buenas formas, las buenas costumbres y la evolución del arte, para que su
mejora prosiga por los siglos de los siglos, enriqueciéndose con todo
aquello que sea apto para la belleza, como usted hace.
-- Muchas gracias, mesie Desprez, es usted todo un galán.
Constance Demby es una mujer que no va dando gritos por los escenarios de
la vida musical diciendo que es mujer y mujer y mujer, es uno de los pocos
compositores y creadoras femeninas que no pone por delante su género
sexual, es sencillamente un músico que crea nuevos ambientes sonoros,
nuevos universos de sonido y que llega a la invención de la música
tridimensional, esto es, que envuelve al escuchante en una nueva dimensión
sonora.
Su obra más colosal y donde mejor se percibe ese nuevo espacio sonoro se
llama
"Novus Magníficat" que pertenece a una serie musical que ella misma
denominó "Espacio Sagrado" , donde la creación de nuevos sonidos y nuevas
esferas musicales marcan un hito en la historia de la música contemporánea.
Evidentemente eso no se dice todavía, y quizá nunca se diga, pues en estos
tiempos tan locos que corren sino está de moda o no es arte abstracto, o no
es sencillamente algo a tener en cuenta, no se le presta ninguna atención.
La obra mencionada; "Novus Magníficat" tiene un sobre nombre que le da más
entereza y más clase "A través de la Puerta Estelar", pues como otro músico
de esta misma era electrónica, Vángelis, los sonidos le llegan a través de
Puentes. Estos Puentes son Caminos Etéreos por donde llega el sonido y la
persona se convierte en mismísimo Camino para dar a ese Puente la síntesis
creadora de Música.
La crítica vulgar y corriente ha comparado la música de Constance con
músicas barrocas y antiguas, con lo que le restan creatividad y
originalidad. Es curioso que digan eso, está claro que en cuanto se hace
algo bello no concuerda con los momentos actuales. Los momentos que ahora
vivimos sirven nada más que para hacer bobadas que en menos que canta un
gallo no se acordará de lo hecho ni el que lo creó.
Por lo tanto no es tan extraño la mezcla de músicos tan antiguos como
Desprez o como Perótin o cualquier otro de la época renacentista, con la
sonoridad y musicalidad de la señora Demby, que sabe conjugar perfectamente
los sonidos de los sintetizadores con los coros de hace quinientos años o más.
-- Hace un momento, señora Demby, hablábamos de la creación musical y
artística de ahora, toda su alta tecnología y los diversos avances, y lo
mucho que se contradicen ambos aspectos.
Dijo el señor Ockeghem.
-- Le doy la razón, monseñor, -respondía educadamente Demby- incluso
poniéndome yo misma en esa contradicción. Yo debería de componer muchísimo
más de lo que
en realidad compongo; mis medios son incomparables a la época de ustedes
que no dejaban de trabajar ni un instante. Lo que ocurre ahora,
caballeros, es que el talento escasea, es más fácil el divertirse, hacer
vida social, y perder el tiempo en definitiva. Creerse que la popularidad
del instante es lo que a uno le hace grande.
" Trabajar es muy duro, y aún más si hablamos de Crear, de hacer cosas
nuevas para el Arte, esa materia tan voluble y tan insignificante que nadie
sabe muy bien lo que es en los tiempos modernos.
" Yo les confieso mi poca creatividad, y no me duelen prendas, no podría
ser eso, me engañaría vilmente. Pero al mismo tiempo se que lo poco que he
hecho ha correspondido con lo que ha sido la Historia del Arte en toda su
trayectoria.
-- Estoy deacuerdo con lo que dice, señora Demby -hablaba el señor Anónimo-
yo puedo dar testimonio sincero de lo que ha expuesto ante nosotros. Su
obra no dude
usted en que de la manera que sea pasará a la historia, aunque sea dentro
de doscientos años, pero ya creo que pasará.
-- Gracias, señor.... Creo no reconocerle, aunque por lo que vengo
escuchando por Palacio debe de tratarse del señor Anónimo, ¿me confundo?
-- En absoluto, daba casi por descontado que me conociera, soy más popular
entre los de la Nueva Era que entre los de la Antigua.
La música que sonaba en aquellos instantes se interrumpió con una voz que
daba aviso de algo urgente que estaba sucediendo en la sala Central de
Músicas, el centro de todas las Creaciones.
Quirón Alvar
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