Pero la vida tiene sus circunstancias y sus cambios, por lo tanto ahora me apetece analizar otra
perspectiva del relato mencionado.
La música de Erick Zan transcurre en una calle de París que no existe, en un último piso que no
tenía vistas a ningún sitio, y de un hombre que habitaba ese lugar y que hacía sonar una música
alocada con su violín diabólico.
El caso es que Lovecraft ha sabido aprovechar los hechos acaecidos en su época, una época de
transformaciones y de revoluciones o seudo revoluciones artísticas, y por aquellos tiempos la
música de Stravinsky hacía furor, también había otros músicos pero menos populares; véase el
caso de Toscanini con su toque de histerismo al violín, o Hindemith con su manera loca de
interpretar cuartetos, y Bartok y... en fin, una montonera de gente muy excéntrica.
Pero había otra gente que apareció después de Lovecraft, como es el caso que tengo en mente. Se
trata de un compositor-intérprete-profesor de violín llamado de manera muy, pero que muy extraña,
Schnitke, o algo así, para españolizarlo un poco se puede decir, Chenique, nada que ver con otro
artista que creo que es argentino y es de letras, vamos, escritor.
El caso es que una vez escuché una música que me trajo el recuerdo del relato de Lovecraft, una
música que superaba toda realidad hasta el momento conocida por mí. El día que lo escuché en la
radio me quedé harto extrañado, -(había cogido la interpretación empezada)- pues sabía que se
trataba del glorioso y único concierto para violín, sí, el de Beethoven. Lo que no lograba entender
era el momento en el que sonaba la cadencia. No lo entendía porque en un principio me pareció un
insulto para tan magnífica obra.
Expliquemos en breve que una cadencia en un concierto para un instrumento, es el momento en el
que el solista del instrumento que sea, hace sus delicias para con el público y éste vea de lo que
es capaz ese músico. En otras palabras, el compositor de la obra crea una música en el papel
pautado con toda la orquestación y el ley motiv del instrumento solista, pero llega un momento o
varios, en el que ese instrumento solista se queda eso, solo, y es en ese momento cuando
aparece la llamada "cadencia". En el caso de Beethoven lo que se suele hacer es tocar dos tipos
de cadencias de dos músicos posteriores a él, que son, Kreisler, ( con " C " o con " K ", no me
acuerdo ) y el otro creo que es el gracioso ese de " María, María, Maríaaaa", eh, Bernsteinn. Hay
alguno más pero no es lo suficientemente conocido.
Bien, pues el caso es que aquél día que comento se trataba de otro cadencista, y se trataba del tal
Chenique. Mis oídos casi no podían soportar ese asesinato que se estaba cometiendo con el
citado concierto para violín, pero había algo que me atrapaba y me hacía escuchar la obra entera
para lograr enterarme del culpable de aquello.
Nunca jamás antes se había hecho tal cosa, el tal Chenique era un atrevido y un audaz músico que
aún hoy vive, y del que se sabe realmente poco, y que el tío me hizo hacer cosas extrañísimas con
aquellas cadencias. Primero las gravé todas seguidas para así conformar una especie de obra a
parte, y escucharla una y otra vez. De esa manera logré enfocar y además canalizar mi
incomprensión, hasta llegar a comprender y a darme cuenta de que eran las mejores cadencias
que había escuchado nunca, las que mejor iban con la personalidad y genio del compositor de
Bonn; ¡Eran geniales, qué hostias! Llegaba a exaltarme un poco, qué barbarie.
Y entonces me imaginaba al habitante del piso tocando esas locas cadencias de Chenique, en ese
habitáculo oscuro y lóbrego, pero lleno del misterio más inquietante y más embaucador. Y las
esferas de siempre de toda la vida de toda la eternidad girando alrededor de esas inexistentes
calles, de esa historia que no era ni de miedo, ni de terror, sino del horror más milenario y más
sobrecogedor, pero no un horror del que se podría pensar dañino o perjudicial para la salud mental,
un horror de esos abismos que atacan a la mente que se quiere dormir y no saber nada del mundo
que le rodea.
El músico muere, se evapora, se alza contra ese cielo oscuro que estaba tapado por el grueso
cortinaje de la ventana que daba al infinito de los Primordiales de los Dioses antes que los Dioses
mismos.
La Música nos puede hacer comprender cosas que son insondables para el saber humano, sólo
hay que dejarse llevar.Otro de los relatos que me fascinó hasta ver chiribitas por el cielo, fue uno que Lovecraft dio en
titular "La música de Erich Zann", que fue la historieta en la que me basé meses pasados aquí en la
Kronos para hablar de los distintas dimensiones del espacio-tiempo, espacio-vidas, espacio-
etcétera.
Los comienzos de la Literatura de Horror I :
Siempre se ha querido dar a entender que Lovecraft era un loco, un enfermo
y un simple idólatra de lo inexistente. Pero si profundizamos un poco, nos
daremos cuenta de que estamos ante alguien con un pedazo de Cultura
Histórica que tira de espaldas, solo que la medio esconde con la invención
-o al menos eso nos quiere hacer ver el mismo Lovecraft- de civilizaciones
anterior a la civilización misma.
Hay un pequeño ensayo de Lovecraft que es la mar de interesante titulado
"El Horror en la Literatura" que es algo serio de seriedad, nada de
invenciones y de pareceres chorrádicos que se saca de la manga. Como todo
lo serio en la vida tiene su historia, y la literatura de Horror no va a
ser menos. De esta manera Lóvecraft nos presenta un curioso estudio de
cómo, cuando y por qué nace tal literatura, y quiénes son los partícipes de
tal hecho histórico.
¿Caundo empieza la literatura de Horror? Es una pregunta tonta; el horror
existe desde que existe la vida. Es como preguntar cuando empieza la
Música; pues desde el principio de los tiempos, y desde antes desde luego
de la aparición de mono, del hombre y de todo ser vivo.
Pero Lovecraft pilla por banda al mismísimo Horror y lo desenmaraña para
poderlo comprender y poderlo estudiar. Y es más, no se trata del simple
horror, se trata de localizar en el Espacio y en el Tiempo lo que se
denomina el Horror Cósmico, algo que sobre sale de las fronteras mentales,
y evidentemente metamentales.
Es un mundo francamente complicado este del Horror y del Terror, pues
abarca desde Egipto con sus ceremoniales para invocar a los Espíritus y los
Dioses, hasta nuestros días, evidentemente más pobre y más abandonado que
nunca, pero en vigencia se quiera o no. Y no me refiero a que ahora haya
escritores de cuentos o historietas de terror, -que casi no hay,por cierto-
sino que los ritos, la brujería, la hechicería en general sigue su curso
como lo siguen las estrellas y los planetas.
Ahora mismo decir que Stephen King es el genio del terror es como decir
que Mary Popins es la reina de los condenados, no. Stephen King, -y ya no
lo pongo más porque me resulta insultante inmortalizar a ese tipo- es una
vergüenza para la literatura en general, y más todavía para la
cinematografía, pero bueno, eso son otros cantares.
El caso es que libros como "El Libro de Enoch" o "La clavícula de
Salomón", -de tiempos de los fenicios-, nos muestran ya esa tendencia a
creer en lo espectral y en el horror mismo de la existencia de lo externo a
nosotros.
Si damos un buen salto en la historia, nos encontraremos en la Europa
renacentista llena de enfermedades y desgracias horripilantes en las que
personajes como Nostradamus, Tritemius, Flud y otros, -alquimistas y magos
todos ellos- nos quieren hacer ver unos presagios nada alagüeños y unas
senectudes del mundo, que nada tienen que ver con lo positivista.
Y no es que sea necesario pensar en lo externo o exterior a nosotros
mismos, eso sería la engañifa de siempre; la culpa la tiene otro, otro de
"ahí afuera", "yo no he sío". Claro, eso es muy fácil y nos quita de
montones de problemas.
Pero yo no sé por qué, pero en la escritura de Lovecraft veo algo más que
el horror mismo, algo más que un cuento de terror; veo como algo que quiere
y desea contar porque "algo" ha visto. O sencillamente pertenece al
conjunto de personas que tienen sensibilidad, se dan cuenta de lo que
ocurre más allá de su cuerpo, y nota que otras cosas pasan a nuestro
alrededor, cosas que no son humanas, pero que están entre nosotros.
Que tampoco es necesario que esas cosas que nos rodean y están entre
nosotros, sean cosas desagradables y funestas. Yo sin ir más lejos veo en
lo preternatural algo bello y grandioso, y creo que muchos más observadores
de la vida también. Lo que ocurre es que ambas cosas, lo bello y lo no
bello -que no feo o espantoso- están escondidas a los ojos de los simples
mortales, pero eso no significa que no existan. Muy interesante el trabajo de Ahriman, y muy interesante la carta que
Lovecraft escribió sobre el Necronomicon, me encanta que sigamos sobre este
tema, que aunque algo tétrico, no hay por qué verlo del todo así, el horror
en la vida está en cualquier parte y no nos quejamos de ello, son horrores
de pobre en todo caso.
Los comienzos de la Literatura de Horror II
En resumen diremos que el cuento o relato de terror se le llamó en el siglo dieciocho "novela gótica" y había varios personajes que la querían visitar y así quedar en la historia aunque fuera un poquito.
Casos de noveleros gticos son William Blake y sus visiones caóticas, Burn y sus demenciales brujas, el demonismo de Coleridge, los fantasmas de James Hogg, un tío que estaba bastante ido de la cabeza que se apellidaba Keats y que fue uno de los primeros en desarrollar el horror cósmico con su libro "Lamia", y sus delirantes poemas.
Como veis, hay nombres para todos los gustos y de todos los sabores, pero la verdad es que así es un tostón.
Al final pasa que ha habido muchísimos personajes que han hecho novela de terror, y luego se llevan el éxito tres o cuatro; Mary Shelley, Bram Stoker, Lord Byron, Dickens, Poe y listo, porque Lovecraft se está comiendo alguna rosca en los últimos veinte años, antes ni se sabía quién era. Pero no importa, es lo que le pasa a los verdaderos genios. Bueno, aunque Lovecraft no lo sea.
¿Quién queda ahora que esté en la pomada de la societé y que por lo tanto sea alguien? Muy pocos, o diríamos que nadie; ahora todo es sangre y muerte aburrida, y si no, mezcla de pornografía y terror barato.
Hombre, está el caso de Anne Rice cuando está en la faceta del cuento de terror. Anne Rice es la grandísima creadora de la pentalogía de las "Crónicas Vampíricas" (por cierto, de las cuales le hablé por carta ayer a una buena amiga Krónida) con una buena dosis del horror más fabuloso, y claro está, con las salpicaduras propias de la época de un poco de flirteo por aquí y por allá, pero vamos, puede pasar.
También destacaría la fantasía creadora de Louis Cooper, otra escritora; aunque cuando se leen buenas historias eso de los géneros se pierde bastante.
En Louis Cooper podemos encontrar una buena historia de algo de terror y misterio en su novela "Espejismo". Es evidente que aquí cuentan los gustos, pero me pasa que a veces me logro salir del vulgar gusto y voy a lo objetivo. "Espejismo" es una muy buena historia donde se mezcla ese horror de las criaturas salidas de la ciudadela de las profundidades marinas, el honor de un reinado que se pierde, la reencarnación mágica de un hombre que ha nacido para salvar ese reinado, la amabilidad de los personajes, y la delicadeza de todo el trazado de la historieta.
Imagino que habrá otros muchos autores de novela o cuento de terror, pero los desconozco, así que no me voy a meter en más líos.
Pero sí estoy dispuesto ya a desmitificar a Poe, y eso que he leído poco, pero de ese poco, puedo decir que se trata de una especie de Sherlock Holmes a la americana y con un poco más de sangre. Los diáologos, o mejor dicho, los monólogos que mantienen los personajes se hacen pesados y aburridos, sobre todo porque nadie es capaz de hablar durante tanto rato y que otro le escuche pacientemente diciendo todo el tiempo que "sí" con la cabeza. Yo no me lo creo.
También desmitificar a Stoker, que se ha creído creador de los Vampiros, y los Vampiros existen desde la antigua Roma o mís. "EL conde Drácula" está más visto que el TBO, se sabe como empieza y se sabe como acaba, el misterio es casi imperceptible, y el horror menos todavía. Sin embargo yo recuerdo más a Stoker en su novela "La guarida del Gusano Blanco" una historia sorprendente de un gusano gigantesco que habita en las abisales oscuridades de una casona al sur de Inglaterra. Lo del gusano la verdad es que es lo de menos, total, podría ser una hormiga gigante o una babosa, pero lo que sí que importa es el contenido, cómo se mueven los personajes, cómo se tratan entre sí; ese hombre joven que llega a la ciudad portuaria y ese abuelo que le recibe, sus conversaciones al respecto de lo que ocurre en el pueblo. En fin, tiene misterio por los cuatro costados.
Evidentemente a Mary Shelley, (o como se escriba) la desmitifico pero de un tortazo. En este caso sí que se trata de una mujer, una mujer obsesionada con su propio cuerpo, su organismo, los problemas de una sociedad enferma como ha sido, es y seguirá siendo la inglesa. "Frankestein" tiene algo de novedoso, algo de terror y algo de delirio fracasado, pero no va más allá de nada; dar vida a un muerto, y ese muerto se entristece y mata a su creador. Bueno, pues vale.
Dickens mola, porque no se hundió en la enfermedad de ninguna sociedad, era él y sus circunstancias. (Creo que se dice así)
Ahora tengo ganas de descubrir un poco más de los góticos como Maturin, Radclife, Lewis, Beckford, Walpole y otros, a ver qué pasa.Podríamos dar saltos y saltos en la historia de tan farragosa escritura como es el horror y el terror y lo preternatural, pero eso ya lo han hecho otros y ya es demasiado pesado.
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