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La misión

Los cuatro integrantes de Schwarz, salieron de la casa, en la calle estacionado estaba un convertible negro, Farfarello iba vestido con ropa muy ajustada y completamente de negro, un cuchillo en su mano y otros cuantos ocultos, de alguna forma entre sus ropas, este subió a la parte trasera del auto, Brad vestía aun con su traje de color arena, tomo el asiento del piloto, Schuldin con sus pantalones a la cadera y playera negra, junto con su gabardina blanca, tomo el lugar al lado de Farfarello, Nagi, se sorprendió un poco, ya que a él jamás le dejaban ir en la parte del frente del auto, regularmente el que tomaba ese lugar era Schuldin, Brad ya había encendido el motor del automóvil, así que no tubo tiempo para decir nada, tomo asiento a un lado de Brad y los cuatro se marcharon rumbo a su nueva misión.
-¿Qué es lo que tenemos que hacer?, pregunto Nagi, después de unos cinco minutos de camino, la vista de Brad, solo variaba del camino, hacia el espejo retrovisor para ver a Schuldin, el cual simplemente veía como si estuviera en otro mundo la calle, Nagi no recibió respuesta en un par de minutos, así que volvió a preguntar, -Crawford, ¿Qué es lo que tenemos que hacer?.
-Él objetivo es un sujeto llamado Bruno Blanc, es el encargado de una de las más grandes cadenas de trafico de armas de la ciudad, dijo con completa calma Brad, mientras veía como Schuldin no le prestaba la más mínima atención a lo que decía, -Le debe dinero a Takatori, así que tenemos que hacer unas transferencias bancarias, descargar en un disco toda la información relacionada con él trafico de armas, que este o no vinculada con Takatori, matarlo a él y a todos los que estén en el camino, que según sé, serán pocos, ya que hace un par de noches tuvieron problemas.
-¿Y donde es el trabajo?, pregunto Nagi.
-En una mansión a las afueras de la ciudad, según sé, no habrá demasiados guardias, así que será una misión, relativamente fácil, pero no se confíen, no quiero heridos, contesto Brad sin quitar su semblante de Yo no siento nada, no necesito a nadie y sin dejar de mirar el objeto de su afecto.
-En que demonios esta pensando, esta pensando en él, en ese sujeto, voy a matarlo, lo matare en cuanto lo tenga enfrente, voy a cortarlo en tantos trozos que no lo podrán reconocer, por que nadie me quita lo que es mío, pensaba Crawford, completamente celoso, de ver a Schuldin, tan perdido en su mundo.
Se hizo el silencio, durante el resto de viaje, nadie dijo nada, cada uno de los chicos de Schwarz estaba sumergido en sus propias ideas, hacia unos minutos que habían salido de la ciudad, a hora lo único que se veía eran grandes mansiones, con espectaculares jardines, Brad detuvo el auto, en un lugar estratégicamente elegido, muy cerca de la entrada y completamente oculto a la visión de cualquiera.
-Es en ese lugar, dijo Crawford y señalo una reja muy cercana, de lo que debía ser una gigantesca mansión, desde afuera no se alcanzaba a apreciar casi nada, debido a la gran reja alta, que delimitaba el basto lugar, los Schwarz miraron la reja, y ya sabia aproximadamente como seria la parte de adentro, así que no necesitarían especificaciones del lugar.
Ninguno de los integrantes de Schwarz necesitaba instrucciones precisas acerca de lo que tendrían que hacer, si eran necesarias algunas especificaciones, Schuldin se encargaría de hacerlas llegar mentalmente, aun que por lo general, sus misiones son de llegar sin ser vistos, obtener lo que se desea y matar a todos los que se interpongan en su camino y por supuesto tener cuidado, por si el grupo de los entrometidos gatos, hacían acto de aparición.
Todos bajaron del auto, Brad abrió la cajuela para sacar algunas cosas que serian necesarias, un par de discos, para descargar la información que ocupaban, los cuales le entrego a Nagi, sin ninguna delicadeza, aun estaba completamente irritado por ver a Schuldin actuando como un autómata, y el descargar un poco de su furia con Nagi, le pareció buena idea, tomo su pistola y Schuldin tomo otra, sin prestarle atención a Crawford, sin siquiera mirarlo.
-Nos vemos adentro, dijo Schuldin, su voz sonaba tan diferente, como si no estuviera en ese lugar y era la primera vez que él tomaba la iniciativa en una misión, Crawford regularmente, era quien indicaba por donde entrar o a que horas comenzar. El resto de los Schwarz, se quedaron un minuto viendo los movimientos de Schuldin, él cual había comenzado a correr a toda velocidad entre las sombras, nadie había notado cuando se había quitado su gabardina blanca, la cual quedo tirada en el suelo, en el mismo sitio, donde había pronunciado sus escasas palabras.
El resto del equipo no tardo mucho en reaccionar y dar por comenzada la misión, comenzaron a seguirle los pasos a Schuldin, esa era una buena forma de saber que su camino estaría libre. A bastantes metros mas adelante estaba el pelirrojo, el cual se detuvo de repente, miro la reja, extendió su mano al frente, estaba a punto de tocarla, pero no lo hizo, solo salto como un gato, callo sobre el mullido pasto, sin hacer el más mínimo ruido.
Lo que ocultaba la reja, era un extenso jardín, que no estaba muy bien iluminado, hierba cuidadosamente cortada, sobre toda la superficie, algunas plantas diversas, dispersas por todo el lugar, una gran cantidad de árboles rodeando, a la gran residencia, la cual seguramente tendría mas de 50 habitaciones, la construcción tenia escasas luces encendidas, eso rectificaba lo dicho por Crawford.
Una vez adentro Schuldin, continuo con sí sigilosa carrera, parecía enfocado completamente en la misión, pero su mente estaba completamente lejos de hay, recordando lo pasado durante esa semana con Alessandro.
~*-INCIO DEL RECUERDO-*~
-¿Vamos adentro?, pregunto Alessandro, a Schuldin, al cual lo tenia abrazado por la espalda, acababan de regresar de cenar y estaban a las afueras de la pequeña mansión del chico de cabellos blanco-negro, él pelirrojo seguía observando embelesado el lugar, se sentía de nuevo como un niño pequeño, su sonrisa era prueba de ello, se soltó del abrazo que le sujetaba, no se cansaba de verla, le traía demasiados recuerdos, de cuando fue feliz, Schuldin avanzó un par de pasos, para separase de Alessandro, se giro para verlo.
-Atrápame, dijo Schuldin, dicho eso sé hecho a correr por el jardín, tenia unas grandes ganas de jugar, de echarse a correr, se sentía de nuevo como un niño, y por ello tenia ganas de jugar como un niño, Alessandro al verlo así, se sentía completamente feliz, hacia demasiado tiempo que no veía a su pequeño, y el verlo a hora tan feliz, tan alegre, tan abierto, le alegraba a un mas.
-"Quizás después de todo, algo bueno quedara de este tiempo de separación", pensó para sí mismo Alessandro, mientras fingía no poder alcanzar a su pequeño, así estuvieron jugando, durante un largo rato, hasta que Alessandro se canso de ese juego y decidió cambiarlo por otro, se detuvo en seco, Schuldin lo miro algo extrañado.
-Tan pronto te das por vencido, grito Schuldin unos 20 metros mas adelante de donde estaba Alessandro, este ultimo se sonrío maliciosamente, y fingió cansancio.
-No, aun no, pero que te parece si apostamos algo, la sonrisa maliciosas no desaparecía del rostro de Alessandro.
-Me parece bien que tienes planeado.
-Si yo te alcanzo, aras lo que yo desee, y si tu ganas yo are lo que tu desees, dijo Alessandro, fingiendo un gran cansancio, pero sin quitar esa sonrisa de su rostro, algo tramaba, Schuldin se lo pensó unos minutos, pero que mas daba, confiaba en Alessandro y fuera lo que fuera, que le pidiera el accedería con gusto.
-Acepto, grito Schuldin, lo suficientemente alto para que no quedara duda de que él acedía al trato.
-Muy bien, a la de tres, uno,... dos,... tres,..., los dos comenzaron a correr de nuevo, ningún quería perder, Schuldin logro tener una distancia de mas de 30 metros, seria difícil que le alcanzara, se sonrío, el juego era suyo, pero no es nada bueno confiarse, y menos cuando el que te persigues es una persona que guarda mas secretos de los que algún día lograras conocer.
Alessandro desapareció del campo visual de Schuldin, el cual se detuvo, -"Quizás ya lo deje demasiado atrás", pensó, no se detuvo mas de un segundo cuando comenzó a correr de nuevo, no había dado mas de tres paso, cuando choco con Alessandro, el cual seguía con esa sonrisa maliciosa en el rostro.
-Te atrape, le dijo en el oído a Schuldin, él cual estaba completamente sorprendido de que le hubiera atrapado, él juraría que lo había dejado lo suficientemente lejos, como para que no le diera alcance, pero sin embargo, lo habían atrapado y a hora estaba en brazos de Alessandro y le debía una apuesta.
~*-FIN DEL RECUERDO-*~
Al terminar de pensar en eso se sonrió, esa noche había tenido que pagarle la apuesta a Alessandro, de una manera muy suculenta para ambos, no tardo mucho en llegar a la mansión, donde oculto por las sombras le dio una mirada rápida a los alrededores, todo completamente en calma, demasiado en calma para su gusto, espero un poco a que llegaran sus compañeros, el primero en llegar fue Crawford, seguido de Nagi, Farfarello no llego, ya que se encontraba del otro lado del jardín, limpiando el camino y vigilando que nadie huyera.
-Vamos a dentro, fue la orden que dio Crawford, los tres entraron por la puerta principal, lo que menos deseaban era pasar desapercibidos, en esos momentos, con Farfarello afuera, cualquiera que saliera de la estructura caería en sus manos y su objetivo era matar a todos los presentes, y en especial a Bruno Blanc.
Crawford encabezaba al grupo, caminaba seguro, ya conocía el lugar a donde tenia que ir, subieron las escaleras, y llegaron a una habitación al fondo del pasillo, en su camino, habían matado ya a unos 10 guardias, Crawford abrió la puerta, tras un gran escritorio, sentado cómodamente en un gran sillón de cuero oscuro, estaba Bruno Blanc, un hombre, de mediana edad, moreno, vestido con un traje muy caro de color blanco, y una pistola en su mano, en el resto de la habitación, había un gran ventanal atrás de Bruno, las paredes cubiertas de libros y varias lámparas, iluminando todo el lugar.
-Así que Takatori a mandado a sus asesinos, dijo el hombre tranquilamente, -Sé que no saldré vivo de aquí, pero por lo menos ustedes tampoco, una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro.
Lo que paso después fue muy confuso, Brad le disparo a Bruno, el cual callo muerto sobre su sillón, tenia una herida en el pecho, después de eso el gran ventanal, que daba hacia el jardín, se destrozo y 3 integrantes de Weiss entraron al lugar.
-Demonios, dijo Crawford, no había tenido una visión de eso, así que la llegada de los gatos, fue algo que lo tomo completamente desprevenido, la guerra campal comenzó entre el grupo de Schwarz y el de Weiss.
El americano, con su arma aun en la mano apunto hacia Abisinio, él pelirrojo líder de Weiss no reflejo el más mínimo temor, al verse amenazado por un arma, entre ese par, las cosas se pusieron completamente tensas, no se movían solo aguardaban.
-¿Dónde esta mi visión del futuro?, se preguntaba mentalmente Crawford, esta era la segunda vez en la noche, que no podía anticipar los hechos, y eso comenzaba a molestarlo. El siguiente movimiento lo realizo Aya, se abalanzo hacia Crawford con su katana fuertemente empuñada, el movimiento fue rápido y limpio, logro arrancarle el arma al americano. El líder de Weiss, embozo lo más similar a una media sonrisa que podía reflejar su rostro, guardo su katana y comenzaron su pelea a mano limpia, lo habían decidido sin mediar palabras, solo con un par de elocuentes miradas, Crawford tenia demasiada energía e ira que liberar y la misión era lo que menos le importaba a hora, la información, bien podía obtenerse otro día. Su puño derecho le dio de golpe al rostro inflexible del gato rojo, el cual lo devolvió con un gancho al hígado, que dejo al americano sin aliento. Esa batalla se estaba poniendo pesada para ambos lideres, que no querían ceder, terreno y Aya no usaría su katana, por que eso seria tener ventaja y él a un tenia un honor que proteger.
Par Nagi, las cosas eran más sencillas, se divertía con Omi, deteniendo los dardos y flechas que le lanzaban, y de paso arrojándole algunos libros de la habitación, a Omi, comenzaba a fastidiarle, no poder dar en el blanco y ver como Nagi simplemente se burlaba de él.
Mientras que Youji, se encargaba de Schuldin, o por lo menos eso parecía, ya que el alemán no le prestaba atención al gato, solo se movía lo suficientemente rápido para que os cables del rubio no le sujetaran, su rostro no había cambiado, seguía con la mirada perdida y con una sonrisa sincera en sus labios.
-¿Que demonios le pasa a Schuldin?, primero va a nuestra casa y a hora, en lugar de querer hacerme parecer una coladera, solo me evade, pensaba Youji, mientras tiraba de manera magistral una serie de cables por todo el lugar, logrando así por fin atrapar a Schuldin.
-¡Por fin!, exclamo Youji, en un jadeo, haberle seguido el ritmo a Schuldin había sido un trabajo duro, pero por fin lo tenia atrapado, con un rápido movimiento, hizo que su cable, se posara sobre el cuello, del pelirrojo, Youji iba a matar a Schuldin de una buena vez, pero este seguía sin hacer el mas mínimo cambio en su rostro.
Lo que detuvo toda esta guerra campal, no fue que Schuldin hubiera sido atrapado, ni que Nagi estuviera a punto de dejarle caer un escritorio a Omi en la cabeza, lo que detuvo todo en seco, fue el disparo que resonó en todo el lugar.
El culpable había sido Bruno Blanc, el cual a un no estaba muerto, no le quedaba mucho tiempo de vida, y con las pocas fuerzas que le quedaban, había disparado a Schuldin, la bala le había perforado el pecho.
-Schuldin, dijo el americano, cuyo rostro reflejaba toda la preocupación de ver a su amado, con una herida de semejante magnitud, una lagrima estaba a punto de resbalarse por su mejilla, reuniendo todas sus fuerzas, dejo casi inconsciente a Aya, de un solo golpe, le disparo repetidas veces a Bruno, el cual a hora estaba completamente muerto.
-Ni te muevas gato, bravo con ira Crawford a Youji, -Si lo haces, aplastan a tu amigo y te disparo, continuo hablando, sin dejar de apuntarle a Youji, desato a Schuldin rápidamente, se lo hecho al hombro y los Schwarz salieron corriendo, lo mas rápido que pudieron, tenían un miembro herido y era urgente auxiliarlo.
*~*-*~*-*~*-*~*-*~*-*~*-*~*-*~*-*~*-*~*-*~*-*~*-*~*-*~*-*~*-*~*-*~*-*~*-*~*-*
El chico de cabellos negros y blancos, caminaba tranquilamente rumbo a su refugio, ya se había alimentado bastante bien, por esa noche, solo deseaba regresar a casa y esperar a que su pequeño regresara o quizás cansarse de esperarlo e ir a buscarlo.
-¡Schuldin¡, susurro Alessandro, acababa de escuchar el grito de dolor de su pequeño, y eso dolió aun más, que si le hubiesen causado a él dolor directamente a su cuerpo, algo malo le había sucedido a Schuldin, lo sabia y fuera quien fuera lo pagaría caro, -Quien sea, que le aya hecho daño a mi pequeño, derramara lagrimas de sangre, dijo con ira contenida Alessandro, dicho eso él vampiro se desapareció en busca de su pequeño