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Prologo Napoleón
L Gómez Literatura Cubana en el Exilio Pudo
ser posible que en el otoño de 2001 recibiera el proyecto para la edición de
“Vida Poética”, colección producto de la poetisa cubana Marta Laura …
quien debiera nacer en exilio forzoso, para
devenir en patriota de instranferible fidelidad al dolor de todos. Estos
son versos fundados desde una lingüística peculiar en el Miami acercado a la
lejanía de una patria disuelta en el anverso de la tradición; que, como los
demás padres de familia, la de nuestra autora debió capear las inclemencias de
mantenerla viva en país de lengua y cultura diversas. Por eso, quienes debieron
vivir los más de los años alejados de Cuba, podrán entender mejor la psicología
que surca y sobrevive en cada verso. Son
versos extraídos a la imaginación quizás en mayor envergadura, que al
intimismo; en algunos se acusa una transculturación
emotiva respecto de la oleada intelecto-migratoria de los ’90,
no hay posibilidad de escapar de esta impresión al cabalgar sobre versos
que rompen con la tradición del ritmo lacrimoso de salón, ello sacrificado por
formas del snob caribeño de nueva época.
La autora una y otra vez transgrede el hilo discursivo e intercala bajo
estilo que no le es imputable en su formación espontánea, factores de
vanguardia y surrealismo; es indudable la influencia de corrientes de estilo que
se adecentaron en la Cuba del úkase y la cátedra: Los
sentimientos de ayer atormentan el tiempo de hoy Lágrimas
encerradas tras los espejos de mis ojos se
convierten océanos girando en botellas” La
autora de “Vida poética” no tiene idea de ningún sórdido taller literario
bajo beneplácito gubernamental, donde se tratare de extender el culto de régimen
que sienta la pauta; ella nunca debió ponerse a la escucha de retorcidos versos
con que la intelectualidad cubana dentro de la isla debió escapar en cada ocasión,
sobrevivir sin expresar nada, cubierta la retirada ante el juicio futuro bajo el
amaneramiento de las formas, el mito de la vanguardia con sacrificio del
contenido en la creación del arte. Pero la escuela viajó con sus emigrados de
las últimas etapas, y la poesía del creador promedio en el Exilio percibió el
vaivén del oleaje. Marta Laura no ha podido retrotraerse de todo ello, aunque
su estilo personal se mantenga intacto en algún que otro poema: Pudieras
ser Tú
2000 Ay
amigo si supieras las noches inquietas que
paso con sólo pensar que
a mi lado mis ansias pudieras
ser tu que llegaras calmar. Pudieras
ser tú el que dibuje sorpresas en
mi pecho pintado de gris, fantasmas y sospechas. Pudieras
ser tú que a mi frágil corazón le
cantes con notas que despiertan el olvidado amor Y
al suelo frío que piso de
espinas y vidrio partido, pudieras
ser tú el que alfombre con
manta de terciopelo suave y fino. Pero
cuando mi corazón clama este socorro, su
llanto cae mudo en tu corazón sordo. Pudieras
ser tú, pero no me escuchas. Pudieras
ser tú, pero no me buscas. Ay
amigo, pudieras ser tú el que yo amo, conocerías
mi amor y mis virtudes pero
también mis errores y lamentos. No
quiero que sepas más de estos. Pudieras
ser tú, mi amigo. Yo,
que he tenido el privilegio de dialogar a Marta Laura, que la hube de escuchar
en tarde de poetas y llovizna, jarra de café americano de por medio en la
Hialeah que añoré desde Cuba y siempre … Puedo aseverar que en “Pudieras
ser tú” está ella en toda la dimensión natural de su español paterno y sin
escuelas. A ella la hicieron sentir culpable en desandar formas estructurales
del verso clásico, pero no la advirtieron quizás contra el vicio estético del
arte castro-contemporizante, el de la supervivencia y esquiva del surco
voluntario de los obligados, el arte que naturalizara el aborto y la delación
filial. En
estos versos ella se sumerge en la expresión diáfana del español que su padre
la enseñara; si aquel una vez signara una época Mella con la revista Avance;
ahora y bajo clima diverso, la hija desenvuelve una épica personal bajo todas
las perspectivas con que ha querido liberar su propio espíritu, en una
avasalladora muestra de independencia en el arte, sin cortapisas ni cánones de
academia; así, simplemente dejados los versos ir. Ella sabe entremezclar
conceptos para recrear imágenes, juega con el color, la fantasmagoría y los
sentimientos en un todo metafórico: el propio yo plagado de todas las
circunstancias vivenciales que la marcan, su inapelable formación de sí, la
voluntad como manifestación primaria en su carácter en
mi pecho pintado de gris, fantasmas y sospechas Sus
versos, son prosa natural, aprehendida en la métrica con la que busca el ritmo,
así, de forma como parece escucharse mejor en la soledad que la supone la
propia narración: Ay
amigo, pudieras ser tú el que yo amo, conocerías
mi amor y mis virtudes pero
también mis errores y lamentos. No
quiero que sepas más de estos. Su
lírica a veces abrupta da la medida de su propia personalidad. El padre la
sometió de pequeña a una disciplina para que no olvidara la cultura y el español
que hoy ella nos regala. Y toda vez que puede se reitera en esas formas para
transmitir su voluntad, lo que gobierna al resto de sí, cuando en aquellos
versos usa de su recurso expresivo definitivo: la antítesis a descripciones y
narrativas. Vuélvase a observar el verso con que culmina el poema, en
contraposición a los tres primeros de la estrofa. Así es Marta, creo yo, así
habrán de quererla quienes la lean: Ay
amigo, pudieras ser tú el que yo amo, conocerías
mi amor y mis virtudes pero
también mis errores y lamentos. No
quiero que sepas más de estos. Napoleón
L Gómez |
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